Hay que tener mucho cuidado con un hecho: el mercado está diseñado para estandarizarnos. Tenemos una tendencia innata a la comparación. Comparamos todo: las marcas, las oficinas, el estilo de vida, los perfiles de instagram, a nuestros clientes… Esto también pasa en nuestra vida personal: comparamos nuestros talentos, nuestra vida, nuestros sueldos, nuestros coches, a veces incluso comparamos hasta a las personas… Nos pasamos mucho tiempo comparando, aunque esta comparación no la hagamos de forma consciente.

Tal y como se puede leer en este artículo de El País, incluso nuestros ojos perciben un color en función del resto de colores que lo rodeen (como el rojo contrapuesto al verde). El ser humano no busca ser solo listo e inteligente, sino ser más listo e inteligente que el vecino. Es decir: comparación, comparación y más comparación. Esta tendencia se ha agravado exponencialmente desde la aparición de las redes sociales, que han puesto en bandeja de plata el poder compararnos a cada segundo con desconocidos de cualquier parte del planeta.

Pero… ¿cómo afecta esto a las marcas? Es curioso que siempre parecemos fijarnos más en “qué tienen los demás que yo no tengo” en vez de en “qué tengo yo que no tienen los demás”. Aunque suene un poco trabalenguas, es así. Parece que nos importe más parecernos que diferenciarnos. Y es justo en la diferenciación en donde reside una de las piezas maestras de cualquier estrategia de marketing. Ofrecer algo distinto, hacer lo que hagas de forma distinta, ahí está la clave.

Parece que nos importe más parecernos que diferenciarnos. Y es justo en la diferenciación en donde reside una de las piezas maestras de cualquier estrategia de marketing.

Y luego, por supuesto, vestirlo bien, con un buen logo, un buen packaging, una buena estrategia de negocio, una buena agencia de comunicación (holaaaaa :)))))… Pero nada de esto último sirve si tu esencia no es diferente y si lo que eres va a acabar siendo igual que la media.

Por ello, identifica lo primero de todo qué es lo que tienes y deja para después lo que te falta. Y una vez lo hayas localizado, protégelo, aliméntalo y cuéntalo de la mejor forma posible. Y si has perdido el foco en tu negocio por mirar demasiado a lo que hacen los demás, vuelve a la casilla de salida y toma decisiones como si fueras tú, no como si fueras otro.

En otro post os hablaremos de la Adaptación, que es justo con la Diferenciación, dos de los grandes pilares para cualquier marca.

(Foto de portada: Retrato de la sorprendente Winnie Harlow, que ha sabido sacar petróleo de su vitíligo)

Agencia Magnolia