Hoy queremos hablar de los eventos y de un tema casi tabú: los imprevistos. Todo aquel que os garantice que en vuestro evento todo irá como la seda, teóricamente os miente porque eso es imposible de prever. Da igual lo bien que se haya planificado o las horas de trabajo que haya echado el equipo de Producción. Murphy puede aparecer en el momento más inesperado. A lo largo de casi una década haciendo eventos, nosotros le hemos visto irrumpir de muchas formas: en forma de tormenta de verano – huracán mientras nuestro iPhone marcaba un sol espléndido, en forma de descuido del catering (aquel día que se olvidaron todas las pinzas de hielo, ¡ay!), en corte eléctrico de Iberdrola en mitad de un discurso (dios bendiga a los generadores)…
Un buen equipo de Producción es aquel que va apagando todos los fuegos sin que tú te enteres. El que te dice con voz tranquila por teléfono “todo va según lo planeado” mientras que por la otra línea está gestionando los mil y un inconvenientes: retrasos de proveedores, accidentes, roturas, cortes de tráfico, aduanas, sorpresas meteorológicas… Porque un productor se mide en eso: capacidad resolutiva. Luego, en las cañas post-evento, ya una vez que todo ha terminado y se celebra el “happy end”, es cuando el departamento de Producción por fin se relaja y comparte todas las pequeñas o grandes batallas que ha tenido que luchar.
Un buen equipo de producción es el que te dice con voz tranquila por teléfono “todo va según lo planeado” mientras que por la otra línea está gestionando mil inconvenientes
(En la imagen, nuestro equipo de Producción con «las manos en la masa»)
Así que si pudiéramos elegir fecha para los eventos, en Magnolia siempre dejaríamos los más grandes para primavera-verano. Y es que no hay nada mejor que un macroevento para perder peso, por lo que la operación biquini sale casi regalada. Los que habéis disfrutado-sufrido eventos así seguro que sabéis a lo que nos referimos. Da igual lo estudiado, planificado y medido que lo lleves todo, cualquier cosa puede ocurrir en cualquier momento. Y aunque nos cueste reconocerlo, esa inyección de adrenalina nos encanta 😉