Felicidad: De la raíz griega eudaimonía y del latín felix (fertilidad, prosperidad, suerte…). Se aplicaba a aquellos que tenían un buen espíritu o la fructificación.
Como podemos ver la etimología resulta de lo más interesante puesto que según esto, se pone en manifiesto que la felicidad no es una emoción, sino un tener cosas materiales, lo que hoy en día llamaríamos éxito.
Las personas nos pasamos la vida buscando la felicidad anhelada. Véase así a Aristóteles, que daba uso a este término para designar todas las acciones convirtiéndose en el bien supremo al que aspira la humanidad; o Platón, que asignaba la felicidad a un estado espiritual (3 tipos de alma); Sócrates que animaba a buscarla a través de la sabiduría y el conocimiento; o en el caso de Seneca, que huía de las pasiones.
Pero, ¿qué se promete en los mensajes de la publicidad comercial? ¿es real? Como dice Ortega:
El mensaje publicitario representa el conocimiento de ideas que el anunciante desea hacer llegar a un público previamente definido para conseguir los objetivos establecidos
Según Checa Godoy el primer anuncio se dio en Egipto y durante mucho tiempo pasando por Grecia, Roma o a finales de la Edad Media, la relación del consumidor con la publicidad se basaba en la descripción del producto como algo meramente simbólico.
Habiendo huido el esclavo Shem de su patrono Hapu, el tejedor, este invita a todos los buenos ciudadanos de Tebas a encontrarle. Es un hitita, de cinco pies de alto, de robusta complexión y ojos castaños. Se ofrece media pieza de oro a quien dé información acerca de su paradero; a quien lo devuelva a la tienda de Hapu, el tejedor, donde se tejan las más bellas telas al gusto de cada uno, se le entregará una pieza entera de oro
Es con la aparición de la televisión a color cuando más se intensifica el mensaje de la felicidad, ya que este es, sin duda, un gran componente donde se empiezan a ver anuncios en que los protagonistas son las sonrisas y donde la felicidad solo depende de una cosa: satisfacer a la humanidad consumiendo.
¿Vivimos en una sociedad insatisfecha? La publicidad nos señala lo que debemos desear, la meta no es comprar un buen coche, sino la sensación y las metas que podemos llegar a conquistar con él. No es la colonia, sino el deseo que produciremos llevándolo , no es el limpiador de suelo, sino lo bien que quedamos con nuestra suegra y cuñadas y el “zasca” que les damos.
La publicidad también puede cumplir los sueños más profundos del ser humano, nos hace soñar y consigue que nos visualicemos en situaciones impensables.
Realidad o ficción, no importa, al fin y al cabo lo que importa es “destapar nuestra felicidad”.